UN MOTIVO MUY ESPECIAL PARA MÍ

Ayer recibí la Revista y el Boletín Informativo del Club Taurino de Pamplona. Agradezco el envío y la posibilidad que me han brindado para participar en una revista con tanta categoría y calidad, y más por un motivo tan especial para mí, como es, el de recordar y realzar la figura de mi estimado Profesor Santainés. Yo creo que don Antonio en las alturas del tendido celeste, estará contento con la edición de la Revista, en la que durante tantos años dejó la tinta de su portentosa pluma.

Muchísimas gracias a todos los socios y al Presidente Juan Ignacio Ganuza. El Taurino de Pamplona es un ejemplo representativo de las cosas bien hechas, y lo digo no solo por las actividades que organizan, si no por el trato tan exquisito que recibe un invitado y su familia, cuando tiene que desarrollar un acto en su sede, como fue mi caso cuando fui a presentar mi libro.

Revista 2014 del Club Taurino de Pamplona.

Revista 2014 del Club Taurino de Pamplona.

Don Antonio Santainés Cirés

 En estos tres últimos años, de forma regular cada dos semanas cogía el teléfono y marcaba el número de don Antonio Santainés Cirés. Cuando la voz del profesor se hacía presente por el auricular telefónico, decía con un tono muy característico:

-¿Digamé?

A lo que yo le decía:

-Don Antonio como está usted, soy José Luis Cantos.

Y él respondía:

-¡Hombre, Cantos!

Así empezaron interminables horas de confidencias y charlas taurinas, que incluso el profesor las llegó a calificar, como las más largas que había mantenido por teléfono.

Don Antonio Santainés Cirés, nació en Barcelona el 6 de diciembre de 1928, en el seno de una familia formada por Antonio Santainés y Julia Cirés, su adorada madre, por la que sentía devoción. En su infancia pronto se hizo presente la tauromaquia, ya que con tan sólo 10 años, pisó los tendidos de Las Arenas en compañía de sus padres. A partir de ese año de 1939, su continua asistencia a las plazas de Barcelona, fue parte indisoluble de su vida, incluso cuando su bolsillo se encontraba vacío, su presencia en los alrededores de las plazas de toros era inquebrantable, teniendo como último recurso el alma caritativa de algún portero que a veces lo dejaba entrar en secreto.

Esta temprana afición la compaginó con su educación, llegándose a licenciar en Estudios Mercantiles y después en Ciencias de la Información. Su vida laboral la desempeñó como docente en La Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona. De su seriedad y cordialidad como profesor,  me ilustró José Luis, un vecino de mi infancia el cual lo tuvo como instructor de contabilidad, revelándome una graciosa anécdota que el propio Santainés desconocía, y que yo mismo se la expliqué produciéndole la noticia mucha gracia. El caso es, que como por aquellos entonces el nombre del Niño de la Capea sonaba con eco en los medios, la picardía graciosa que tiene el alumnado, bautizó de incógnito a don Antonio con el mote ingenioso de El Niño de las Cuentas, y así fue conocido el Profesor entre sus alumnos. También me reveló José Luis, que los lunes por la mañana, si la platea arenosa de La Monumental había sido noticia, no faltaban estudiantes que buscaban sus impresiones más directas de lo ocurrido, cambiando por unos instantes las cuentas por las cadencias y los balances por mágicos lances.

En una de las tantas visitas que realicé a su domicilio o al Santuario Taurino de la Brioche de la calle Casanova, donde solía almorzar don Antonio, me acompañó mi mujer Sonia y de forma espontánea le preguntó al maestro cuál sería su cartel predilecto, a lo que respondió sin titubear: Cagancho, Domingo Ortega y Ángel Luis Bienvenida. Desde luego su doctrina taurina la tenía muy clara, Hechizo, Poder y Alegría.

No cabe duda que el Profesor hasta los últimos días de su vida, fue una persona íntegra, de convicciones inquebrantables, fiel a sus pensamientos y a sus gustos, con un alto grado de seriedad por el trabajo, una persona que en definitiva puede servir como cátedra universitaria para una sociedad que debería plantearse nuevos diseños de valores, y limpiar los mediocres y anodinos que prevalecen.

Yo personalmente tengo que agradecerle muchas cosas a don Antonio, pero si algo puedo destacar sobremanera, es que estando a su lado sentí la personalidad más cercana que uno se pueda imaginar, de aquellos viejos maestro de la tauromaquia, aquellos que dejaron una huella profunda e indeleble, como el Papa Negro, Rafael el Gallo, Joselito el Gallo, Marcial, Cagancho, Armillita, Domingo Ortega, los Bienvenidas, Manolete, Pepe Luis, Arruza, Cabré y muchos más que en su prodigiosa memoria pasaban como un celuloide de cine histórico.

Termino agradeciendo a Excmo. Club Taurino de Pamplona y a su Presidente Juan Ignacio Ganuza, esta oportunidad que me ofrecen para resaltar la figura de un hombre cabal, que sintió un gran afecto por escribir un artículo anual para la revista del Club, y créanme que puedo dar fe de ello.

Don Antonio Santainés Cirés, murió el 29 de abril a las 12.15 en la habitación 366 de la Clínica del Pilar de Barcelona, su delicado estado de salud se agravó y las fuerzas le abandonaron. D.E.P.

 José Luis Cantos Torres, biógrafo de la Monumental de Barcelona.

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