Pla Ventura: Un soñador de verdades
A lo largo de una existencia, hay personas que dejan una herencia y llenan de recuerdos el mero hecho de oír su nombre. A don Luis Pla Ventura, se le reconocía en la distancia porque era toda una personalidad. Transitó esta vida sin miedo y con la sinceridad de sus convicciones muy definidas. Él mismo se definía como: “Un soñador que, a diario, lo único que pretendía era vender la verdad, un sueño, una quimera que, a veces, hasta lo lograba”. Pero su caligrafía era mucho más que eso. En la tinta de su pluma se reflejaba la sensibilidad irrefrenable de un pensamiento, que no admitía rebajas banales. Era fiel a sus gustos y a sus creencias, formando esa idiosincrasia que lo definía, una integridad que reflejaba la vergüenza torera más incorruptible y honrada.
Su devoción religiosa, la debilidad por su madre y su pasión por Facundo Cabral, unido a la atracción que sentía por la tauromaquia y por el día a día de la sociedad española, le hicieron sentir y vivir la vida con verdadera exaltación. A través de su estilográfica tenía la necesidad de rebatir, combatir y desmentir, todo aquello que le suponía un agravio personal o comunitario.
Para los que entramos en su círculo de amistades, nunca nos faltó de nada, cuando le pedí que prologara mi libro “Manuel Granero Valls la huella de una vida”, su respuesta fue tan rápida como su escritura para rellenar cuatro páginas magistrales. Su enorme corazón era tan dadivoso, que abrumaba ver cómo se entregaba sin condición ni rango, a cualquier ser humano que consideró su amigo.
Don Luis, que sepa que desde este pedazo de tierra al borde del Mediterráneo, siempre tendrá una llama que lo recordará con cariño y respeto.
José Luis Cantos Torres
Escritor







































